martes, 8 de septiembre de 2009

FELICES 42!!!

Otra vez a destiempo, voy a cambiar esa mala costumbre.

El viernes anterior (4 de septiembre) Les Luthiers cumplió 42 años de existencia (de pie todos, un sonoro aplauso, gracias). Y no voy a remitirme a la vieja historia de que empezó como I Muscisisti, el grupo se dividió en 1967, unos siguieron con ese nombre, los otros lo cambiaron por Les Luthiers, etc., etc., etc. Voy a hablar del montón de sensaciones que produce ver un espectáculo de ellos, por lo pronto en vídeo, algún rato en vivo. Me puedo repetir cualquiera de esas obras maestras del humor tal como puedo ver por centésima vez alguna de las películas de Rocky o Volver al Futuro.



¿Qué es lo más atrayente de estos individuos? ¿Lo musicazos que son? ¿Lo eficaz que resulta el cliché de “equivocarse” en la ejecución de las obras? ¿Lo comparable que resulta Mastropiero con Mozart, Haydn, o Beethoven? Difícil saberlo, mejor recordemos a Carlitos convertido literalmente en un nudo humano en la “Canción para moverse”, o a Puccio leyendo historietas mientras Daniel contaba al resto la película “Kathy, la reina del saloon”; talvez les parezca más chistoso acordarse de Marcos inventándose toda la primera página de la biografía de Mpkstroff o Ernesto emulando a Don Rodrigo Díaz de Carreras, o ver a Jorge y Daniel batirse en un duelo a muerte de payadores.

Son tantas las obras, los personajes, los chistes, que es muy difícil escoger a un favorito. Pero una cosa sí es segura desde mi punto de vista: lo mejor de Les Luthiers fue hasta el año 86, cuando Ernesto Acher dejó el grupo, estoy convencido de eso tal como creo que lo mejor de Los Simpsons estuvo hasta la temporada 10. Ese aire jazzístico en los espectáculos, una voz y presencia (chistosa, por cierto) inconfundibles, le hacen tanta falta en los siguientes espectáculos, que no por eso dejan de ser buenísimos pero no llegan, salvo ciertos casos, a ser excelentes.

Cada uno respetuoso de su rol dentro del grupo, lo que ha contribuido a una gran comprensión muy similar a un matrimonio, por eso a veces no se hablan según ellos mismo dicen. Son 42 años, pibe!!! Para volverse locos. Seguro extrañan a Masana, al Negro Fontanarrosa, a Iraldi, al mismo Acher que por suerte no ha muerto todavía aunque está canosísimo, pero continúan indeclinables y empecinados en combinar sus magníficas ejecuciones musicales con su finísimo estilo de humor.

Todavía sueño con el día en que regresen a nuestro país, perdí ya dos oportunidades y no pienso perder una tercera y, aunque en su página web no se avizora un paso de su gira por aquí estoy seguro de que volverán, ya medio ancianos, pero eso nunca cambiará mi deseo de ver cómo estropean las obras de Mastropiero.

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