martes, 8 de noviembre de 2011

UN MOMENTO POR FAVOR...

Eso y un precario "Muchas Gracias" fue lo único que Steve Tyler dijo en español. No hacía falta nada más, para qué? Si con su música era más que suficiente.

El sábado anterior vi en vivo por primera vez a una banda perteneciente al Salón de la Fama del Rock. No hubo mucha espera, no hubieron apretujones (a general no más fui, no a VIP, ahí sí se sacaron la madre), tranquilito, solo con dos medias de Zhumir para 6 llamingos, preguntándome por qué se contrató a un DJ de 13 años que con sus gritos luego de hacer emputar a los presentes terminó por causarnos risa.

RockVox abrió la función, correcta la banda, sin deslumbrar pero sin decepcionar (salvo una versión medio pendeja de Light my Fire), y ahora empezaba la espera de verdad, hasta que los Chicos Malos de Boston salgan al escenario los 45 minutos se hicieron eternos. Se apagan las luces, un collage de imágenes en las pantallas, y al fin, Aerosmith a la cancha, 5 cuchos que en los setentas eran una máquina -por las drogas- y hoy lo siguen siendo -por las ganas-.



La primera falla de la noche, justo en la primera canción. El sonido pésimo, toda la potencia que cabía esperar de una banda de hard rock con 40 años de experiencia quedó a medias, el virtuosismo de los manes salvó la noche. Joey Kramer se mandó un solo de bataca fenomenal, por ahí se coló Tyler un rato, la empatía con el público crecía de a poco, tenían que sonar las baladas comerciales que los hicieron famosos para las nuevas generaciones a partir de los 90's, qué chucha!! yo también los conocí así. A partir de Jaded y aún más de Amazing el ambiente terminó por encenderse. El dominio escénico y el carisma de Tyler realmente son incomparables, las guitarras de Brad Whitford y Joe Perry son de dos estilos diferentes que hacen uno solo: ¡genial! Tom Hamilton en el bajo tan perfecto como siempre, de Kramer dos palabras: una bestia.

Perry cantó un blues, Tyler en la armónica y después volvió a meterse en la bataca, un piano blanco asomó el escenario, anuncio de algo inevitable, se venía Dream On, todo ya casi terminaba, todas sonaron, todas menos una: Hole in my Soul se quedó en el camerino.

No pude ver a Deep Purple, monstruos del rock por donde se mire, tuve que conformarme con ver a Aerosmith, je je, decir conformarme suena a soberbia, fue un auténtico banquete de rock con cubiertos sucios... por lo del sonido. Así esperando quizá podamos soñar con ver a otros genios, ya se me ocurrirán nombres, mientras tanto debo agradecer por tener chance de ver en vivo a las leyendas.