jueves, 4 de septiembre de 2014

EL SOUNDTRACK DE MI VIDA

Hoy te fuiste, no hace 4 años cuando te dormiste profundamente para no volver a despertar, te fuiste porque te llevaste la última esperanza, porque hoy es cuando sé que ya no eres parte de este mundo...

Y quizás nunca lo fuiste, tu genio así lo dice, así nos lo cuenta con cada letra y cada nota que compusiste, me enseñaste que la belleza de la música no es ningún mito, con tu ecléctica poesía y armonía describiste paisajes sonoros y visuales que llenaron el alma de casi todos los que supieron de ti; los que no te comprendieron ¡allá ellos!

Lo que debo decir de ti con respecto a cómo impactaste mi existencia desde ese 6 de marzo del 87 cuando te escuché por primera vez, parafraseando a Jonathan Davis y con su permiso, compusiste el soundtrack de mi vida.

Hoy, 4 de septiembre de 2014, fecha que en adelante recordaré con mucha tristeza, solo me queda decirte ¡GRACIAS Y ADIÓS, MAESTRO!


miércoles, 18 de junio de 2014

MIS ÍDOLOS FUTBOLÍSTICOS

Fútbol, pasión sagrada, desde que tengo uso de razón vi mi vida a través de un balón. Mi primer recuerdo en un estadio data de una mañana de 1981, aquella en la que un doblete de Paulo César serviría para el triunfo de la Liguita querida, 3x2 sobre Barcelona. Eso lo vi en vivo, pero a lo largo de mi futbolera existencia surgieron jugadores grandiosos, a los que podía ver solo en TV pero marcaron a fuego su maestría en las preferencias de este llamingo ecuatorianoso. Estos fueron y son, en orden cronológico, los fantásticos futbolistas que más he admirado (y, en algunos casos, idolatrado) al verlos pisar el césped de un estadio:

1.- ARTHUR ANTUNES COIMBRA “ZICO”



Mundial de España 82, vagos recuerdos de un infante graduado del kínder, el 10 en la espalda de una camiseta amarilla, un golazo de tiro libre, otro por ahí de tijerita, pases magníficos y dominio excelso del balón. La impotencia al ver sucumbir a esa máquina de fútbol que era el Brasil de Telé Santana ante un asesino del área llamado Paolo Rossi, así empecé a admirar a Zico, extraordinario futbolista castigado por una generación sin título mundial, algunos le decían el Pelé Blanco…

Cuatro años más tarde lo vería en México, saltando al campo de juego después de una larga recuperación de una lesión de rodilla, Brasil veía en él a un salvador en el durísimo partido de 4tos. de final ante Francia, la cosa iba 1-1 hasta que 4 minutos después de que el 10 entre al campo, el árbitro pita un penal para Brasil, quizás el idóneo para ejecutarlo era Sócrates pero la orden del técnico era que cobre Zico; lo falló, Bats tapó su tiro. En la definición por pénales sí anotó, pero no sirvió, así se fue de los mundiales mi primer ídolo futbolístico.

2.- MICHEL PLATINÍ



Nada que ver el señor de abultada humanidad y corbata floja que ahora contemplamos sentado en las tribunas como presidente de la UEFA, con aquel flaco talentoso que hacía lo que quería con el balón. Era 10, era 9, era 11 y hasta 7, funcionaba en cualquier posición ofensiva, siempre con elegancia, categoría y efectividad. Ganó 3 veces seguidas el Balón de Oro.

Fue el líder de ese mítico equipo francés de 1982 que a punto estuvo de pasar a la final, de no ser por los casi invencibles alemanes conducidos por Rummenigge. En México, notable fue el paseo que su equipo le dio a Italia en octavos con dos goles suyos,  además derrotó por primera vez el arco del invicto Brasil en el partido que ya mencioné. La definición por pénales le deparó un famoso disparo a las nubes. Se retiró al año siguiente, según dijo, porque ya no hallaba placer en lo que hacía, claro, lo hizo todo.

3.- JÜRGEN KLINSMANN



Aunque no lo crean, hubo una época en que acá pasaban en TV abierta y en directo, los partidos de las dos ligas más importantes de entonces: la italiana y la española, igual los de la Copa de Europa (ahora Champions League); así conocí y me enamoré del famoso Madrid de la Quinta del Buitre y, en un partido jugado en Nápoles empecé a idolatrar al Nerazzurro gracias al que marcó un Hat-Trick ese día: Jürgen Klinsmann.

Delantero potente, pero no por eso torpe con el balón, corría la cancha de una manera espectacular, o siempre recibía solo o arrastrando marca dejaba libres a sus compañeros. Lo vi campeón en Italia 90 junto a sus compadres del Inter, Matthäus y Brehme. En Estados Unidos era ya el líder de su selección y su estilo de juego cambió para mejor, era casi un media punta disfrazado de 9, asistía, anotaba, cargaba con la responsabilidad ofensiva de su equipo. El 98 en Francia como capitán de la Mannschaft nos brindó sus últimos destellos de fútbol. Un grande.

4.- GABRIEL OMAR BATISTUTA



Creo que nunca he seguido tanto a un futbolista como lo hice con el Bati, desde que lo conocí en la Copa América del 91 en Chile donde fue goleador, gracias a él me hice hincha de Argentina, se fue a la Fiore (cómo no te fuiste al Inter, Bati); fue nuevamente campeón de la Copa América en nuestro país, él hizo los dos goles en la final. En las eliminatorias fue el goleador de su equipo, hizo dos goles en el repechaje contra Australia; en su debut mundialista hizo un Hat-Trick. Era un delantero temible.

Su olfato de gol era era impresionante, milímetro de espacio que le cedía la defensa era gol, excelso pateador de tiros libres, con potencia en sus inicios, luego la colocación al ángulo se convirtió en su sello. El Emperador de Florencia se mudó a Roma para ser campeón, al final pasó por el Inter en una época que ya no era para él. No podré olvidar jamás sus lágrimas en el banco de Argentina en el mundial del 2002, cuando el empate contra Suecia los dejaba fuera de la Copa, casi lloré con él. Gracias Bati por tus (muchos) goles.

5.- DENNIS BERGKAMP



La Eurocopa del 92 en Suecia fue especial para mí en muchos aspectos, por los horarios alcancé a verla casi completa, los campeones vigentes de Europa ya no tenían a Gullit, Van Basten llegaba en baja forma, Koeman aún chuchaqui por su gol en la final de la Champions, alguno tenía que salir a salvar los muebles, resultó ser un jovencito delantero del Ajax, delicioso dominio de balón y letal definidor, Dennis Bergkamp.

Famoso por su miedo a volar, que le valió el apodo de ‘Non-Flying Dutchman’, el hecho  verlo tomar el esférico daba para formularse mil teorías sobre con qué maravilla saldría. En Estados Unidos confirmó su nombre en la lista de figuras mundiales; se fue al Inter donde no le fue tan bien, sería en el Arsenal donde se consagraría, ídolo de los Gunners y de la Naranja Mecánica, es mítico el gol que le hace a Argentina en Francia 98, por la maestría que implicó toda la maniobra. Se retiró en el 2006 dejándonos una colección de goles y jugadas que deberían guardarse en un museo.

6.- ZINEDINE ZIDANE



El heredero de la magia de Platiní, la multiplicó con creces; muchos expertos lo califican como el “Quinto Elemento” del fútbol mundial (junto a Maradona, Pelé, Cruyff y Di Stefano). La elegancia y efectividad como marca de la casa, sus dos goles en la final contra Brasil lo consagraron, se convirtió en uno de los “Galácticos”, dándole al Madrid la novena corona con su golazo en la final de la Champions 2002.

Llegó lesionado al mundial de ese año y no pudo evitar la debacle de su selección en la competencia asiática. Sería en el 2006 donde demostraría por última vez todo su talento. El fútbol le debe una grande por no permitirle retirarse como se merecía, la historia marcará como su última jugada el cabezazo a Materazzi. Aún así, Zizou estará por siempre entre los más grandes del balompié.

HONROSAS MENCIONES

Tal vez no han sido mis máximos ídolos, pero estos cuatro futbolistas se han movido a través de su carrera entre mis más sinceras preferencias:

ENZO FRANCESCOLI.- El “Príncipe”, extraordinario futbolista, ídolo de River y de Uruguay, maestro en toda la extensión de la palabra.

RAÚL.- Madridista por excelencia, uno de los más letales goleadores que han existido, si alguien faltaba en la foto de la final de Sudáfrica, era él.

STEVEN GERRARD.- El mediocampista más completo que he visto, puede con todo, marcar, recuperar, asistir, armar y anotar goles. Una máquina de fútbol.

GONZALO HIGUAÍN.- Cómo no recordar el doblete que le hizo a Boca el 8 de octubre del 2006 en el monumental, eso le valió para ser transferido al Real Madrid, donde no tuvo todo el reconocimiento que se merecía. Gran goleador, pero que no se le ocurra irse al Barcelona…

Estos son los míos, y los tuyos?

sábado, 10 de mayo de 2014

EL CINE Y YO (I)

Advertencia: texto largazo, si no le interesan las cojudeces que escribo, favor remitirse a Youtube a ver vídeos de Daddy Yankee. LOL

Mi pasión por el cine es inconmensurable, amo todo lo referente al séptimo arte, aunque debo aceptar que, sin llegar a ser novelero, mi cinefilia no llega a ser especializada ni exuberantemente crítica; aún esperando el momento en que el tiempo me sobre, no me veo devorando todavía la obra de Bergman, Buñuel o Terrence Malick. Lo mío por ahora es el cine contemporáneo y hasta semi comercialón. Se darán cuenta en las próximas líneas que, mis primeros devaneos con la pantalla grande se dan con exitazos de taquilla, bien lejanos de lo que los críticos aprecian en una obra, pero que marcaron profundamente mi rol entre los espectadores.

No sabría decir ni el sitio (probablemente el Teatro San Gabriel), ni mi edad (tal vez 3 o 4 años), hasta dudaría de quién me llevaba (mi mamá, mi tía o ambas), pero en la previa recuerdo el inmenso cartel de los tantos que había en San Blas en ese entonces en el tramo entre el cine Alhambra y el Banco Central, y la réplica más pequeña que vi en la entrada del teatro arriba semi mencionado, de un hombre  de traje azul y capa roja surcando los cielos. Ni más faltaría decirles que poco recuerdo de las películas, porque eran la primera y segunda parte en función continua, salvo por dos escenas que se marcaron a fuego en mi memoria: el Hombre de Acero sosteniendo un helicóptero en una mano y a su eterno amor en la otra; la segunda, el General Zod haciendo volar gente y autos con un ligero soplido. Años pasaría para que me entere de la trama de ambos filmes. Por esas mismas épocas, no sé si antes o después de mi aventura en Metrópolis, iría a ver a mi otro ídolo de ese entonces Chespirito, en una grandiosa historia futbolística (I y II para variar).


 Así era el cartel que vi en San Blas

 A los 5 (eso sí lo recuerdo), iría con papá a ver mi primera película con algo de criterio para “seguir” la trama; fue en el teatro Benalcázar donde me dejaría subyugar por la lucha de unos prisioneros para escapar durante un partido de fútbol, el arquero era Stallone y el delantero estrella O’ Rei Pelé. Andando el tiempo un amigo de mis tíos nos llevó al estreno de “Las Aventuras de Enrique y Ana”, mejor no opino al respecto.



                                   Tapó un penal a los 94', el negro le quiere muchar
  
El hecho de que mis papás trabajaran hacía que mamá encuentre comodines en mis tíos para llevarme a los estrenos de la época, en ese aspecto yo era muy exigente. Así fue como vi al extraterrestre más famoso de la historia realizar una llamada a larga distancia intergaláctica. Y una tarde de 1983, en el Capitol, se grabaría en mi cabeza para siempre, en modo de maratón I, II y III, la historia de un boxeador de Filadelfia, que se convertiría junto con el Hombre de Acero, en mi más grande héroe cinematográfico de todos los tiempos. El que pregunte quién es, no tuvo ni infancia ni vida.


Caaasa.... Teléééfono....

En los dos años siguientes ya tenía plena conciencia de lo que veía, así fue como una tarde y noche llegamos retrasados con mamá al Metro para ver Superman III y ella me propuso que en la función continua viéramos el inicio que nos habíamos perdido. Demás está decirles que le hice berrinche porque me quería quedar a ver el resto de la película otra vez, no lo logré.“Los Gremlins” en el Rex con mis viejos, “Una aventura llamada Menudo” en el Alhambra con ellos mismos, en el Bolívar vería con mamá dos historias: un nerdazo que, entrenado por un japonés veterano de la WWII, llega a convertirse en campeón de karate y quedarse con la peladota, y la otra de un no tan nerdazo (ni siquiera nerd, medio loser pero no nerd), que mete las de andar cuando regresando en el tiempo hace que su mamá se enamore de él (grandiosa aventura edípica).


El nerdazo vs. el ídolo de Barney Stinson


Edipo en versión Zemeckis

 En ese mismo año 85 veía una noche la TV con mis viejos, en comerciales sale un anuncio de un tipo barbado levantando con polea un montón de rocas y luego un tipo rubio e inmenso mirando hacia abajo diciendo "If he dies... he dies." Tenía que ver esa película. Un domingo, probablemente septiembre de 1985 nos apersonamos mamá y yo en la inmensa fila que había en las afueras del Cine Rumiñahui; esa vaina no se movía, nos fuimos al Teatro Quito, ni siquiera había entradas; con paciencia franciscana volvimos a la fila del Rumiñahui y ya estaba anocheciendo cuando logramos entrar. Fue inolvidable e impactante para un chamo de 9 años ver como un chiquito le tumbaba a un mudote (lo que me serviría para tostarle a un mudote más mudote que yo en 2do. Curso, porque yo no era chiquito).

                                      

Ahora te saco la p... maldito yankee

Por esa época empezaron a aparecer los sistemas caseros de reproducción. Antológico fue cuando una de mis tías se compró un Betamax y pasé todo un fin de semana repitiéndome con mi primo Rocky III y Peter Pan. Con él mismo fui a una función en la Escuela Espejo donde proyectaban “Masters of the Universe”, con ese Skeletor del final que viéndolo ahora da vergüenza ajena. Sería en el 88 que iría a ver como masacraban la mitología de Superman con una película por demás ridícula. En el 89 al nerdazo karateca le dan una pisa pero vuelve a ganar el título.

En el año 90 mis papás compraron un VHS, con el obvio descenso de la frecuencia con la que visitaba las salas de cine. Cuando tenga chance les cuento el resto.

PD: En próximas entregas, como conocí a tu padre (Kubrick, Lynch, etc.)