jueves, 14 de octubre de 2010

MI PRIMER VICIO

Para alejarme un poco del desagradable tema político que soportamos recientemente, y muy contento por el desenlace de uno de los momentos más dramáticos de los últimos tiempos, me voy a remitir otra vez a esas épocas infantiles que uno siempre querrá volver a vivir, ¡qué carajos! si lo único que se tenía que cumplir era hacer los deberes, comerse toda la sopa, arreglar el cuarto y jugar, aunque todo eso en su momento era muy duro de cubrir totalmente y por incumplidos nos íbamos ganando un buen correazo.

Cuando andaba por lo 8 o 9 años agarré mi primer vicio (de los muchos que tengo ahora, como todo el mundo). Ahorraba lo de mis colaciones y aprovechaba las tardes que pasaba solo en la casa porque mis viejos trabajaban todo el día. Me cogía la vagancia y no hacía inmediatamente los deberes, así que bajaba a la calle y entraba a la papelería de al lado que era del dueño de casa (capo el señor, de mañana estaba en la carpintería que había debajo de donde vivíamos y en la tarde mataba el tiempo jugando 40 y fumando Full sin filtro en la papelería). No iba a comprar el esfero que me hacía falta ni otro cuaderno porque el que tenía se acabó llenando planas de "No debo molestar en clase", nada de eso, iba a comprar Kalkitos, ¿se acuerdan de los Kalkitos? Los que tengan de 30 para arriba es muy probable que sí, a los menores les cuento.

Los Kalkitos los hacía la división de papelería de Gilette (sí, los de las hojas de afeitar conocidas como... Gilette), y para Latinoamérica la franquicia la tenía Paper Mate (los de los esferos conocidos como... esferos). Se trataba de una cartilla panorámica temática, por ejemplo: Batman, Superman, Los Picapiedras, El General Custer, La Batalla de cualquier sitio, etc., y venía acompañado de un set de calcomanías que había que pegar en la cartilla como más nos guste para inventarnos nuestra propia historia. Claro que no siempre salía como uno quería porque como había que rayar en la lámina de calcomanías para que se pegue, si no se rayaba lo suficientemente fuerte salía Batman sin un brazo, o Pedro Picapiedra sin el casco de la cantera; a mí una vez me salió Robin sin cabeza.

El problema era que esas cosas no eran baratas y como me gastaba lo de la colación, casi no comía en los recreos (ya ven por qué era vicio?), y cuando mis papás descubrieron la gran cantidad que tenía de los famosos Kalkitos y supieron su procedencia, ahí  vinieron los correazos, ja ja, y descubrí que a uno no solo le pegaban por no cumplir con sus tareas sino también por gastarse la plata en pendejadas. Esto último lo padecemos hasta hoy solo que no hay correazos sino entrada directa a la central de riesgos.

 Ahí les dejo unas imágenes para que se acuerden o para que los conozcan, los dos primeros sí los tuve, ese del fútbol y el de Davy Crockett en la batalla de El Álamo. Algún rato hablamos del View Master.

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