Recuerdo la primera vez que te vi, llorabas de frío, de hambre, de amor... Enmarcada en blanco, con tan solo una ligeras prendas color sodio. Los reproches de tu madre retumbaban en mi cabeza pero solo para enfatizar mi pena como paso previo a una alegría inmensa, el más claro de todo el tropel de emociones que se amontonaban en mi mente.
Recuerdo mi vista nublada de un momento a otro, sí, eran lágrimas, lágrimas que no pude contener y no eran para acompañar tu llanto, eran para desfogar el sentimiento que amenazaba estallar en mi pecho, eran para escribir en mi rostro una historia que solo tú podrás descifrar algún día. Y te tuve en mis brazos, y llenaste mi vida.
Y empezamos este camino Alejandra, llegaste y te convertiste en la dueña de mis pensamientos. Tal vez solo pueda hallar en el futuro un momento más feliz que cuando te conocí: cuando de tus labios salga la palabra Papá!!!
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